sábado, 15 de octubre de 2011
Oídos sordos
Todos tenemos un sueño, una meta, un algo a lo que aferrarse para conseguir la felicidad. Y fuera de ese sueño, está la gente que nos impulsa a que lo olvidemos, a que nos avergoncemos de él incluso. Ésa gente empieza a hablar porque alguien es distinto a ellos. ¿Acaso todas las piedras son idénticas? ¿Si te dan a elegir entre dos diamantes de igual peso pero uno es redondo y el otro cuadrado, cuál elegirías para vender? Que más da, los dos pesan lo mismo. Puede que sea más comodo el esférico, pero al fin y al cabo, los vas a vender.
Lo que intento decir es que si a ti te gusta algo, la opinión de los demás no tiene por qué afectarte. Que cada uno sea como le dé la gana. Es su vida.
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