Desahógate

Todo el mundo necesita desahogarse, pero la mayoría de personas no sabe cómo. Saben que su vida tiene demasiados problemas pero no saben cómo solucionarlos, por eso se desaniman. Pero, ¿que se creen esas personas? ¿Que la vida tiene que ser un campo de rosas? No, no lo es en absoluto. Si nos ponemos metafóricos, puedo decir que la vida es un campo de minas. Debes ir con cuidado de que no explote ninguna, pero siempre se nos va alguna que otra extremidad y terminan explotando igual. Ahora digamos que las minas son problemas. Vigilamos un problema para que no surja, pero sin darnos cuenta, hacemos que otro problema venga por detrás. Y así todo el tiempo, hasta que has explotado casi todas las minas que podías explotar. No quieres abanzar por miedo a que vuelvas a tocar otra mina, pero si te quedas en el sitio, ¿de qué servirá? De nada. Si sigues hacia adelante llegarás más pronto a tu meta, y entonces te darás cuenta de que has solucionado todo lo que tenías por solucionar.

Pero en todo esto hay un riesgo: la locura. No se puede ignorar todo y hacer como si nada ocurriera, porque al final terminarías loco de verdad. Si eso ocurre, puedes detenerte en medio de tu camino y empezar a gritar hacia todos los lados qué es lo que pasa por tu cabeza. Metaforicamente hablando, claro. Resumiendo: debes desahogarte. ¿Con qué? Tú dirás. Puedes dibujar, escribir, cantar, bailar... Cualquier cosa donde puedas expresar lo que sientes. También puedes apoyarte en un amigo, pero a lo mejor si tienes muchos problemas, lo atabales.

Si queréis, os cuento lo que hago yo. Si no queréis, no sigáis leyendo:
Yo le cuento problemas a mis amigas cuando ya está el embrollo hecho (lo sé, no tengo remedio). Pero algunos problemas no puedo, es decir, no soy capaz de contárselos. Por eso escribo este blog. Dentro de cada entrada hay un trozo de mi vida.